domingo, enero 01, 2006

Leandro Fernández de Moratín, un ilustrado protegido por Godoy, volvió a su patria desde el destierro parisino en 1820, bajo el reinado del absoluto -entre otras cosas, absoluto impotente- Fernando VII, que alguna vez supo ser monarca de estas tierras. Desde Barcelona, le escribe a amigo, en 1821, poco antes de retornar a París: "no escribas, no imprimas, no bullas, no pienses, no te muevas y aun quiera Dios que con todo y con eso te dejen en paz". Que no sea este resumen válido para nosotros en el 2006 que despunta, es mi ferviente deseo. Tuvimos el despotismo del partido militar, justificado por la máquina de odio de la guerrilla y el terrorismo, y a él le fue bien aplicable la síntesis moratinesca. Ahora, como todos nos hemos rehecho la virginidad de una buena conciencia despotricando contra el horror de la dictadura militar, tiranos microscópicos (la frase es de Bolívar) y aspirantes a tiranuelos, más o menos salidos del sufragio, procuran hacer suya la frase del español. Caveant cives.










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