martes, diciembre 20, 2005

Muy buen artículo del ex presidente uruguayo Luis Lacalle en el "ABC" de hoy.

América en su laberinto

"TANTO la reunión de la Cumbre de las Américas, celebrada en Mar del Plata a fines de octubre, como la de Mercosur, culminada la semana pasada en Montevideo, han puesto claramente de manifiesto lo complicada que es la situación institucional, política, económica y estratégica del continente americano. América deambula en su propio laberinto, cruza sus caminos, enreda sus metas y se pierde en esfuerzos no destinados a un buen fin.Es tal la complejidad de las organizaciones a las que pertenecen dichos países que se sobreponen y duplican, que conviene recordarlas. La OEA abarca todas las naciones -con la conocida excepción de Cuba- y es el organismo político por excelencia. Luego aparecen las de carácter comercial y económico, por lo menos en principio. Ellas son Nafta, el Mercosur, el Pacto Andino, la Aladi, el Caricom,y los múltiples tratados bilaterales, ya con EE.UU o entre sí. Si a ellos agregamos los que tienen un ingrediente europeo, la recientemente creada Comunidad Iberoamericana, más la OEI (Oficina de Educación Iberoamericana), vemos que la red es intrincada. Sin olvidar que está vigente, por lo menos en el papel, el Tratado Militar de Asistencia Recíproca, que abarca todo el continente, convertido en mero papel desde que los EE.UU., en la guerra de las Malvinas, hicieron caso omiso del mismo y ayudaron al Reino Unido contra la Argentina. A ello hay que agregar los conflictos que se plantean en el ámbito del comercio internacional. Las rondas de negociación se han convertido en un dialogo de sordos o por lo menos de partícipes que sólo oyen parcialmente, pues los países desarrollados -o «los ricos»- no advierten que la raíz de la inestabilidad en América Central y del Sur es la imposibilidad de acrecentar la prosperidad logrando mejores precios a través de un comercio libre. Los EE.UU. saldrán del enredo ofreciendo tratados parciales y mostrando lo que ha logrado México en su asociación al Nafta.Dejamos de lado las situaciones políticas o electorales puntuales, que en este año tendrán dilucidación y que abrirán más interrogantes de las que solucionarán. Sin embargo, es preciso destacar que lo que ocurra en Bolivia va más allá de las circunstancias internas de ese país tan castigado. El mapa muestra su importancia geopolítica y su fractura interna, étnica y geográfica -por un lado, el altiplano; por otro, la cuenca platense; también los fracturados componentes étnicos quechua y aimará- pueden detonar conflictos con sus vecinos. Un Chávez atento a ello tiene la oportunidad de lograr una base de expansión de su influencia en esa zona. Bolivia tiene un conflicto centenario con Chile y otro casi tan viejo con Paraguay, las zonas de tensión pueden fácilmente complicarse, involuntaria... o voluntariamente.Las disparidades de enfoque han quedado claras en Montevideo, en la reunión cumbre del Mercosur. Al empuje de las pretendidas identidades ideológicas que se dice que unen a los gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, se ha lanzado, sin sustento jurídico alguno y requiriendo la negociación, de un nuevo tratado, el Parlamento del Mercosur. Con esta iniciativa se rompe el molde de dicha asociación, que fue creada, hace catorce años, con una finalidad puramente económica y comercial. Alguno de los países involucrados -el Uruguay, por ejemplo- requerirán de modificar sus constituciones para poder ceder soberanía a ese órgano supranacional, lo que será, por lo menos, lento y polémico. Sobre todo a partir de las intenciones con que un nuevo país se integra al grupo.Mercosur ha dado la nota al respecto al crear, fuera de toda base jurídica, la calidad de «socio político» para hacer un lugar a Venezuela y su peculiar presidente. Éste, un hombre que no gusta pasar desapercibido, notoriamente necesitaba de un escenario multilateral para sus planes, entre los que está, nada menos, que crear el socialismo del siglo XXI en América. Por lo tanto, el Mercosur de esta semana poco o nada se parece al del Tratado de Asunción y deja clara y desembozadamente de ser un proyecto económico para ser una base de acción política especialmente antinorteamericana. Respecto de los EE.UU. persiste en Iberoamérica la confusión entre lo que es la Casa Blanca y la política del Departamento de Estado, criticadas y criticables, y la gran nación norteamericana, con la que todos deseamos tener vínculos comerciales, culturales y científicos. Miremos a México, socio del Nafta, que le ha permitido una prosperidad sin precedentes, pero que a la vez mantiene una fiera independencia en los asuntos internacionales.Los del Mercosur han cerrado con un portazo las posibles negociaciones para formar el ALCA. Ni cortos ni perezosos, los demás países liderados por México han dejado en claro que ellos sí quieren negocios con la nación más rica del mundo y que seguirán adelante por ese camino.Como se puede apreciar, estamos ante un laberinto de primer nivel. No hay noción clara del camino de salida, ni aparece el hilo salvador . Ni en la forma de una persona con sentido claro y realista del rumbo, ni una noción colectiva correcta de la meta que se quiere alcanzar.Así se logrará que nuestras patrias queden a la vera del camino, ajenas a la historia contemporánea, cuando tantas posibilidades tienen de un futuro mejor. Los frentes de conflicto son demasiados como para pretender que se solucionen en su totalidad. Creemos que el principio de la solución pasa por una jugada audaz de apertura unilateral, parcial, sin duda, en lo comercial. Ello lograría centrar el tema en el verdadero desarrollo y minimizar los encierros parciales en los que medran las posiciones radicales. Con una pequeña cuota de esperanza miramos, tratando de ver el gesto de algún estadista que advierta el peligro - y el costo- de que nuestra zona del mundo ingrese en un torbellino".

Está bien apuntada la modificación del sentido primigenio y profundo del Mercosur, esto es, el de sellar una alianza entre la cuenca amazónica y la rioplatense, que señalé en una entrada pasada. Con Evo, caudillo mestizo -el mallku aymara es Quispe, un indio puro- de los campesinos fabricantes de coca, Bolivia parece marchar hacia el despedazamiento interno, entre el altiplano andino y la selva rioplatense.

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