viernes, agosto 05, 2016

SACRA OBSTINACIÓN






Tomo de la versión oficial vaticana, para evitar toda traición al original, las declaraciones que el Papa efectuó en el aire, volviendo de la Jornada Mundial de las Juventudes que se había desarrollado en Cracovia.

"A me non piace parlare di violenza islamica, perché tutti i giorni quando sfoglio i giornali vedo violenze, qui in Italia: quello che uccide la fidanzata, un altro che uccide la suocera… E questi sono violenti cattolici battezzati! Sono violenti cattolici… Se io parlassi di violenza islamica, dovrei parlare anche di violenza cattolica. Non tutti gli islamici sono violenti; non tutti i cattolici sono violenti. E’ come una macedonia, c’è di tutto, ci sono violenti di queste religioni. Una cosa è vera: credo che in quasi tutte le religioni ci sia sempre un piccolo gruppetto fondamentalista. Fondamentalista. Noi ne abbiamo. E quando il fondamentalismo arriva a uccidere - ma si può uccidere con la lingua, e questo lo dice l’apostolo Giacomo e non io, e anche col coltello – credo che non sia giusto identificare l’islam con la violenza. Questo non è giusto e non è vero! Ho avuto un lungo dialogo con il Grande Imam dell’Università di al-Azhar e so cosa pensano loro: cercano la pace, l’incontro. Il Nunzio di un Paese africano mi diceva che nella capitale c’è sempre una coda di gente – è sempre pieno! – alla Porta Santa per il Giubileo: alcuni si accostano ai confessionali, altri ai banchi pregano. Ma la maggioranza va avanti, avanti, a pregare all’altare della Madonna: questi sono musulmani che vogliono fare il Giubileo. Sono fratelli. Quando sono stato in Centrafrica sono andato da loro e l’imam è anche salito sulla papamobile. Si può convivere bene. Ma ci sono gruppetti fondamentalisti. E mi domando anche quanti giovani – quanti giovani! - che noi europei abbiamo lasciati vuoti di ideali, che non hanno lavoro, che vanno alla droga, all’alcool… vanno là e si arruolano in gruppi fondamentalisti. Sì, possiamo dire che il cosiddetto Isis è uno stato islamico che si presenta come violento, perché quando ci fa vedere le sue carte d’identità ci fa vedere come sulla costa libica sgozza gli egiziani, o cose del genere. Ma questo è un gruppetto fondamentalista, che si chiama Isis. Ma non si può dire - credo che non sia vero e non sia giusto - che l’islam sia terrorista.
(Antoine-Marie Izoard)
Una sua iniziativa concreta per contrastare il terrorismo, la violenza…
(Santo Padre)
Il terrorismo è dappertutto! Lei pensi al terrorismo tribale di alcuni Paesi africani… Il terrorismo – non so se dirlo, perché è un po’ pericoloso – cresce quando non c’è un’altra opzione, quando al centro dell’economia mondiale c’è il dio denaro e non la persona, l’uomo e la donna. Questo è già il primo terrorismo. Hai cacciato via la meraviglia del creato, l’uomo e la donna, e hai messo lì il denaro. Questo è terrorismo di base contro tutta l’umanità. Pensiamoci.

De nuevo la  guerra sin enemigo, una guerra contra una abstracción -de ese modo, según demuestra la experiencia, se abre una contienda sin fin, en el dobles sentido de esta última expresión, es decir, sin final y sin finalidad. Recuerden la "guerra contra la pobreza", la "guerra contra la droga" y, de remate, la "guerra contra el eje del Mal".

El papa Bergoglio parte del presupuesto de que la violencia y el terrorismo nacen de la pobreza y de la frustración social. El terrorismo crece cuando el mundo (más concretamente, Europa) sólo atiende al dios Dinero. Desde luego que asentar la vida colectiva en las finanzas es signo de crisis espiritual, pero lo cierto es que buena parte de los terroristas vienen de familias de clase media, que han cursado estudios terciarios y que en sus motivaciones no se halla ni se invoca una guerra santa contra Don Dinero, sino afirmaciones ideológicas de matriz religiosa.

Pero, además, en aquellas declaraciones pontificales hay un lamentable desconocimiento de la distinción entre el enemigo público, el hostis, y el enemigo privado. el inimicus. El primero es el que pone en peligro la existencia y continuidad  de la totalidad de un grupo humano constituido como unidad política: el agresor bélico. El segundo es el que me afecta en mi dimensión privada y personal: puedo estar enemistado con mi suegra, con el vecino, con el socio. A nadie se le escapa que son dos cosas muy distintas un homicidio cometido por alguien que tiene una fe religiosa cualquiera y un homicidio cometido en nombre de un dios contra un infiel despenado por su fe en otro dios, llamando a una guerra contra todos los infieles que se hallen en el mismo caso.

No se puede, pues, políticamente hablando, amar a los enemigos (públicos), aunque sí se deba convivir y sobrevivir con ellos, alcanzando la paz -aunque sea obvio, recordemos que la paz sólo puede hacerse con el enemigo. El mandato del Sermón del Monte de "amar a los enemigos" se refiere, en cambio, al enemigo particular. Pierre Manent señala que el cristianismo tiene tendencia a pensar la igualdad entre el enemigo y el cristiano ("amad a vuestros enemigos") dando preferencia al enemigo. "Es lo que yo llamo -dice este autor-  la tendencia perversa del cristianismo". Esta tendencia transforma, de manera apresurada e imprudente, la proposición cristiana según la cual todos somos en un sentido igualmente pecadores, en una proposición política destructiva de toda la moralidad política, porque si todos somos pecadores, en último extremo no hay diferencias morales entre las causas humanas: "no hay diferencias de justicia, no hay diferencias de honor". Por otra parte, la tal diferencia no surge de una interpretación arriesgada o tortuosa, ni abre un abanico de dudas: el ISIS debe ser juzgado por sus propias palabras y su forma inequívoca de presentación. Quiere ser juzgado así.

Al equiparar el enemigo público y el privado, y los males que pueden infligir o ser infligidos entre unos y otros, se equipara a la víctima con el verdugo, como lo hace también el abolicionista "agnóstico" de la pena en los juicios criminales. La violencia deja de ser algo real, empíricamente verificable, para devenir una abstracción. Anida en todos y en cada uno… todos somos culpables; la sociedad es culpable, las circunstancias modelan al violento, que es su juguete.  El mal se desustancia en lo genérico (el Sistema, el Capitalismo, la Maldad…). Y te invita a desarmarte frente a los  enemigos reales y declarados.

 "Si hablo de violencia islámica, tengo que hablar de violencia católica".  Cortarle la cabeza al párroco octogenario que hacía buenas migas con el imán va a la par con arrearle a la patrona. Así ya no es posible entender, ni atender, ni menos prevenir, ni la una ni la otra. Otra vez conviene recordar la perícopa del evangelio según San Ludwig que ya citáramos en otro post: "de lo que no se puede hablar, mejor es callarse". Amén.-


                                       

 

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