jueves, julio 10, 2014


LA SAGA DE LA DEUDA CONTINÚA

 

 

Seguimos rescatando esta serie de viejos artículos sobre nuestro primer empréstito y su posteridad,  ya que iluminan suficientemente las peripecias actuales, que s manifiestan como en lo que, en términos clínicos, cabría llamar una neurosis de repetición

 

 

BYE BYE BARING (V)

 

 

Lo que se recibió del empréstito nominal de £ 1.000.000 fueron -se anotaba en la anterior entrega- de £ 560.000, es decir, al cambio de cinco pesos por libra, $ 2.800.000. El gobierno lo redondeó en $ 3.000.000 y designó una Junta que debía prestar ese dinero en plaza mediante descuento de letras. Recuérdese que el interés del empréstito era del 6% anual, y el vigente en Buenos Aires, a ese entonces, del 18 al 24% anual [1]. Cuando, en 1826, establecida -al menos en los papeles- la autoridad nacional "en unidad de régimen", se crea el Banco Nacional, tres millones de los diez de su capital estaban representados por los fondos del empréstito Baring. De este modo, la deuda provincial pasó a ser nacional (todos los recursos del Banco Nacional, por otra parte, provenían de la provincia). Pero ya estaban en curso las operaciones de guerra con el Brasil: había que improvisar un ejército y una escuadra capaces de hacer frente a las fuerzas del Imperio. El comercio, y las rentas de aduana consiguientes, quedaron reducidos al mínimo a causa del bloqueo de Buenos Aires por la flota imperial. Los gastos de la guerra, soportados casi exclusivamente por la provincia [2], fueron financiados  con las emisiones del Banco Nacional, del que  el gobierno central podía hacer retiros ad libitum, a cuenta de las rentas públicas. Se produjo el empapelamiento y la depreciación consiguiente, debiendo declararse el curso forzoso de los billetes a su valor nominal. En la financiación de la guerra con el Brasil por medio de billetes cada vez más depreciados, se disolvieron los fondos del primer empréstito.

 

Cómo no se pagó el empréstito

 

Como ya se ha dicho, con títulos del empréstito por £ 130.000 congelados en Londres, se pagaron de antemano los intereses y  amortización por los dos primeros años del empréstito. Las remesas por el segundo semestre de 1826 (con vencimiento el 12/I/27) y por el primero de 1827 (con vencimiento el 12 de julio del mismo año), lograron efectuarse, no sin esfuerzo. Pero en julio de 1827, la autoridad nacional presidencial cae. En agosto, Manuel Dorrego asume la gobernación de la provincia.

La convicción tanto del gobernador como de su ministro de Hacienda, Roxas y Patrón, era que no se podría cumplir con el servicio a vencer el 12 de enero de 1828. Esto también era ya una evidencia en Londres: ninguna de las antiguas colonias españolas que habían tomado empréstitos en aquellos tiempos de la "plata dulce" del primer lustro de 1820, estaban en condiciones de hacer frente a sus servicios. Todas ellas habían caído en mora. Se formó en Londres un Committee of Spanish American Bonholders, "Comité de Tenedores de Bonos de Empréstitos Hispanoamericanos" y Alexander Baring, barón de Aushburn, resultó electo para presidirlo.

 

Dorrego intentó hacer frente a la situación y sostener el crédito provincial autorizando a la Baring a vender las fragatas "Asia" (rebautizada "Buenos Aires") y "Chapman" (bajo el nuevo nombre de "Congreso"), que se hallaban surtas en el puerto de Londres, adquiridas por el gobierno nacional con la idea de formar con ellas una escuadrilla adicional para operar en la guerra contra el Brasil. El producto se aplicaría al servicio vencido del empréstito. Las fragatas tenían su pequeña historia: se había destinado a pagarlas el producto de lo que iba a ser un segundo empréstito, esta vez nacional, por £ 300.000, autorizado en  época de presidencia de Rivadavia. Pero los tiempos no eran de auge en la plaza europea, y Rivadavia fue de la opinión -"acto de estupidez", según lord Ponsonby- de ordenar gestionarlo a través de sus conocidos de la casa Hullet, dejando de lado a la casa Baring. Lo cierto es que cuando la Baring quiso realizar la venta, se topó con la oposición de la Hullet, que tenía los citados buques registrados a su nombre. Cuando pudo liberarse la oposición, otros acreedores cayeron sobre ellas: eran armadores extranjeros, británicos en su mayoría, con reclamos contra malas presas reales o supuestas efectuadas por corsarios argentinos durante la guerra con el Imperio. Se abrió allí otro capítulo de nuestros débitos exteriores, ajeno al empréstito.

 
Rosas y los Bonoleros

 


Lo cierto es que el servicio de la deuda se había interrumpido en enero de 1828 y así se mantuvo durante dieciséis años. Pero no sin algunos hechos de interés. Los bonholders, llamados aquí "bonoleros", constituyen en Londres una "Comisión Permanente de Tenedores de Bonos del Empréstito", que se reúne periódica y ruidosamente en la London Tavern, en la City. El barón de Aushburn, sir Alexander Baring, no cesa de mirar con un ojo atento las convulsiones hispanoamericanos, pero, casado con una rica heredera norteamericana, no deja de preocuparse también por el otro pedazo transatlántico. Como gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina, está  don Juan Manuel de Rosas. Manuel Moreno, embajador ante la corte de Londres, a fines de 1831 tiene una reunión con los bonoleros de la Comisión, a fin de tranquilizarlos un poco. Y asegura, siguiendo órdenes de su gobierno, al Committee presidido por sir Alexander, que los servicios de la deuda, y con ellos la confianza, se reanudarían en poco tiempo . En sus mensajes a la legislatura, ni el ministro Manuel José García ni el Gobernador dejan de recordar la deuda con los señores Baring. Pero nada era fácil en la tesorería de este lado del charco.

 

En 1842, la casa Baring envía a un representante para explorar la posibilidad de que de una buena vez se reanudasen los pagos. Se trata de Francisco de Palacieu Falconnet, nacido en Nápoles y súbdito británico. Las instrucciones de la casa de Bishopsgate Street, que se conservan, están orientadas a informarse si hay real voluntad de cumplir y, a falta de contante, qué otra cosa pueden ofrecer los rioplatenses: concesiones exclusivas para navegar el estuario y los ríos interiores con buques de vapor; un tanto por ciento de las rentas aduaneras (como México); el lanzamiento de una contribución especial a pagar por los ricos terratenientes y comerciantes, etc. El informe de Falconnet a sus mandantes respecto del juicio general acerca de su gestión no ha sido aún posible de consultar en los archivos de Bishopsgate Street, pero sí han quedado interesantes aspectos registrados en los repositorios nacionales. Que se verán en la próxima entrega.-

 

 

[1] Los intereses siempre fueron muy altos en Buenos Aires, hoy como ayer. La tasa del 1« al 2% mensual referida rigió¢ a partir de la creación del Banco de Descuentos, en 1822. Antes, se había cobrado hasta el 5% mensual. Era costumbre muy arraigada en las familias de pro colocar préstamos a interés.

[2] Durante la guerra con el Brasil, como se lee en la Memorias de Iriarte, muchas haciendas brasileras de la Banda Oriental y de Rio Grande do Sul fueron saqueadas y los ganados vendidos del otro lado del río Uruguay. Las provincias del Litoral, según Juan Álvarez, vendieron a alto precio sus caballadas y los pocos contingentes de efectivos enviados a territorio oriental. Según el mismo autor, en coincidencia con lo expuesto al principio de la nota, algunas acciones "importaron más que operaciones guerreras, simples arreos de hacienda, en los que aparecían interesados Santa Fe y Entre Ríos" ("Ensayo sobre la Historia de Santa Fe", Bs. As., 1910, ps. 280 y

No hay comentarios.: