sábado, noviembre 28, 2009


TITTYTAINMENT




En 1995 se congregaron en el Fairmont Hotel de San Francisco Mijail Gorbachov, Bush el Viejo, Ted Turner, Bill Gates y otros distinguidos "trilaterales", para tratar el tema del futuro del trabajo. Allí, Zbigniew Brzezinski les tiró la fórmula del 20/80. Esto es, que looking fordward se avecinaba un mundo donde el 20% de la población, aproximadamente, estaría en las funciones directivas y las tareas que verdaderamente cuentan, mientras el el 80% restante resultaría algo así como superflua para la buena marcha de la economía, encerrada en horizontes repetitivos o directamente caída en el llanto y rechinar de dientes, productivamente hablando. A los fines de control, pues, se requeriría mantener a ese 80% supernumerario más o menos adormecido. Para ello, resultaría bueno el tittytainment, esto es, el "entetanimiento" - de titty, o teta en leguaje coloquial, y entertainment. Más claro: así como el bebé que llora y patalea es tranquilizado y se adormece cuando le dan la teta, así el sobrante, etc., etc. Los chicos del marketing estratégico conocen bien esto del 20/80. MTV, los hiperfunerales de Michael Jackson y la posterior colocación de This is it, el Gay Pride y sus adyacencias y concomitancias, etc., etc., son formas evidentes de entetanimiento global. Estoy lejos del conspiracionismo (porque observo que no hay una sola "gran conspiración" sino múltiples entrecruzadas, entre cuyas mallas se desliza el escaso fluido de la libertad), y ya bien dice mi amigo Aníbal D'Ángelo que el conjuracionismo es la sociología de los pobres, pero esta de los trilaterales es obvia: toda época que se respete ha tenido su circo, y una historia de los circos políticos globales sería un buen tema de tesis para tantos doctorandos desesperados de encontrar uno. Ahí les dejo a mis lectores una etiqueta fácil de aplicar en el posmotiempo y provista de cierta elegancia: "es el tittytainment, estúpido"


1 comentario:

Occam dijo...

Lo terriblemente jodido de este circo es que pretende ocultar esa estratificación (sea del 20/80, del 10/90, o la que sea), promoviendo valores universales y la aparente capacidad de todos de llegar a todos lados y obtener las mismas cosas. Como si tuviera pudor por ostentar una diferencia que ya es obcena.

Mejor sería que progresivamente otra cultura -que no sea la del mercado- genere otro tipo de expectativas y de inquietudes en el 80%, antes que tener a ese 80% sin religión, sin patria, sin ideas, deambulando idiotizado por la teta global. Sin embargo, el sistema, en lugar de manejarse con cautela, arremete con ímpetu sobre los "nichos de mercado" que por su volumen demográfico son tan apetencibles: India, China, Indochina. ¿Qué pasará cuando tantos cientos millones quieran una vida americana, sus automóviles, sus celulares, sus casas de 400 m2, sus vacaciones en Hawaii y sus amantes veinteañeras?

Como elite que construye su permanencia, ésta parece de las más inestables, de las más pobres y mediocres. En fin, el tiempo lo dirá, pero nunca una elite puede sostenerse proclamando que el resto también puede pertenecer. Antes bien, las elites del pasado mostraban los atributos para justificar la exclusión, en la posesión de capacidades y caracteres que hacían a sus miembros objetivamente mejores. Pasó con los espartanos, y con los caballeros andantes. Incluso con los romanos, cuando Roma fue grande.

Mis cordiales saludos.