domingo, noviembre 29, 2009







DUBAI O DE LA LOCURA FINANCIERA






Dubai no produce nada; ni siquiera petróleo. Pero fue hasta hace poco una estrella de primera magnitud de la constelación financiera, apuntalada sobre inversiones inmobiliarias, predominantemente turísticas. La famosa isla artificial en forma de palmera, la torre más alta del mundo, la pista de esquí bajo el sol achicharrante del Golfo Pérsico -sin contar las carreras de camellos, recuerdo del pasado beduino. Ahora resulta que Dubai World tiene un agujerito de 59.000 millones de dólares y pide seis meses de respiro. "Pero no afectará la deuda soberana", dicen los expertos, como si Dubai World, que gira bajo la garantía del emir dubaití, no fuera todo lo que hay en Dubai. El emir de Abu Dabi, que sí tiene petróleo, está dispuesto, dicen, a comprar Dubai por el módico precio de 80.000 millones de dólares. La propiedad, en el emirato en concurso, ha caído en un año entre un 50 y un 70%, según fuentes diversas. Hay menos turistas y los inmigrantes (80% de la mano de obra) se están yendo, dejando sus autos -cuya cuota ya no pueden pagar- abandonados en los estacionamientos. No se sabe qué harán con el subte (sí, amigos, hay un subte en Dubai, como ilustran dos de las fotos, con tres clases: clase Oro, Mujeres y niños, clase Plata; es driverless, esto es, automatizado, sin conductor). La emisión de moneda electrónica virtual -creada de la nada, ex nihilo- ha producido una hiperinflación financiera, mientras los precios de las mercaderías se desinflan en las lujosas tiendas, bajo una combinación inflatoria-deflatoria, con pocos ejemplos en el mundo. Las bolsas sintieron el impacto, y puede haber remezones. La lógica del pancapitalismo financiero, soplador de burbujas sin relación con la economía real, lleva a concluir que, efectivamente, se puede morir de auge, crecimiento, plétora de dinero virtual puesto a empollar para que críe más dinero.




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