DIVAGACIÓN SOBRE LA PROGRESÍA Y EL CULO
Arreglando libros en la biblioteca me topo con Ferdydurke, de Gombrowicz. Deseo de hacerse de nuevo inmaduro, escolar, de hablar de culo, culito, cuculito, etc. (fue traducido en la confitería Rex de nuestra ciudad por un comité que presidía Virgilio Piñera, escritor cubano, y contiene una serie de modismos tanto caribeños como rioplatenses). No me dí cuenta, al leerlo, muchos años atrás, hasta qué punto los personajes de Ferdydurke encarnan a nuestra dirigencia supuestamente adulta, siempre altisonante, pero que se vuelca rápidamente a la inmadurez del secundario en cuanto se la introduce en la diagonal del fulbo, las minas y el tetamen estupendo de la que pasó. Sospecho que Gombrowicz vio muy claro esa hipocresía de los inmaduros que no se reconocen como tales, cuyo grado más alto se alcanza en la pretensión de la progresía de convertirse en monopolizadora de la buena conciencia universal. Grandes proclamas, alocuciones y soflamas bajo las cuales sólo se agita progrecularmente un culito, cuculito, cuculeito, portado por lameculitos y comemierditas. Como aquel demonio menor del Infierno dantesco que avea del cul fatto trombetta.
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