viernes, marzo 12, 2004

CERONETTIANA

Un artículo de Guido Ceronetti, pensador extraño y magnífico, se refiere al 8 de marzo, día de la mujer, y su tipografía subsidiaria, a ratos insoportable. Todo se va en hablar de derechos. dice nuestro autor. ¿Y el amor? El amor del hombre por la mujer y de la mujer por el hombre es algo que se extingue con los culebrones de la tevé. Lo reemplazan el sexo amplificado, la tendencia a la unificación andrógina, el matrimonio de conveniencia de hombres con hombres y mujeres con mujeres. La mujer ha ganado espacios, es cierto. Ha demostrado que, biológicamente, resulta un animal que evoluciona, mientras el hombre es un animal detenido, paralizado. También cierto, o muy probable. Pero no evoluciona hacia algo mejor, el animal fémina, sino hacia el productivismo exacerbado, lo cual es triste. Los antiguos no conocieron el amor entre el hombre y la mujer, salvo un asomo entre los romanos del que Catulo ha dejado imborrable huella. El amor es una invención cátara en el sur de Francia -releer a Rougemont. Se eleva desde la palabra antes que desde la directa genitalidad y no transita por lo reproductivo. El amor nace como compensación al horror del mundo, al mal que es la secreta lógica que lo rige. Aquel que lo probó no lo olvida y se convierte en un fedele d'amore. Pero ya vamos siendo meros sobrevivientes.