viernes, junio 03, 2016

UNA PEQUEÑA HISTORIA BIEN ARGENTINA




Me acabo de enterar de una buena noticia: el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (CPACF), suspendió en la matrícula profesional al actual juez de la Corte Interamericana de Justicia, Eugenio Zaffaroni, por incumplimiento de la ley que regula el ejercicio de la abogacía, cuando asumió la defensa del juez Axel López ante el jurado de enjuiciamiento, ya que desde su renuncia a la Corte no había transcurrido el plazo de dos años que la mencionada ley exige como espera antes que un magistrado pueda enlistarse en la matrícula.

 
Ahora bien, esta loable decisión se hace a toro pasado, cuando ya Axel López fue absuelto, Zaffaroni jugó al abogado y, luego, volvió al menester judicial entronizado en el areópago continental de San José de Costa Rica.

Antes, cuando Cristina reinaba y el jury de Axel aún no había comenzado, denuncié a Zaffaroni, por la misma causa. Ahí va el escrito inicial:

VICISITUDES  DE UN "JUEZ PROMISCUO"





Les acerco una denuncia  que formulé ante el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal el viernes pasado por mail y presenté hoy por escrito.


Buenos Aires, 18 de febrero de 2015

 

Al Señor Presidente del Colegio Público
de Abogados de la Capital Federal,
Dr. José Roberto LÓPEZ

De mi consideración:

 

En mi carácter de abogado de la matrícula (tº 16, fº 224), ante noticias periodísticas (“La Nación, 12/02/15, “Zaffaroni volverá a trabajar como abogado”) , que señalan que el doctor Eugenio Raúl Zaffaroni, que se jubilara como miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a fines de diciembre de 2014, asumiría como abogado la defensa penal del juez  de ejecución penal Axel López, cuyo jurado de enjuiciamiento se abre el próximo 2 de marzo.  Entiendo que nuestro Colegio debe impugnar tal actuación, en razón de lo dispuesto en el art. 3º, inc. 9 de la ley 23187, que dispone la inhabilitación de:

 

“Los magistrados y funcionarios judiciales jubilados como tales, limitándose la incompatibilidad  a su actuación ante el fuero al que hubieren pertenecido y por el término de dos (2) años a partir de su cese”.

 

El doctor Zaffaroni fue miembro del más alto tribunal federal (art. 108 CN), cuya competencia (art. 116 CN) alcanza a todos los fueros de la jurisdicción federal. El doctor Zaffaroni, pues, ha sido un “juez promiscuo”, según la expresión técnica adecuada al caso. Siendo la voz “promiscuo” derivada del latín pro, por, y miscere, mezclar, describe a la perfección al magistrado judicial que atiende asuntos en todas las ramas del derecho. En consecuencia, debe abstenerse durante dos años de ejercer nuestra profesión ante cualquier fuero.  Cabe recordar que el jurado de enjuiciamiento  es un tribunal federal creado por el art. 115 de la CN, cuyo veredicto y fallo habilita las vías recursivas para ante la CSJN, por lo que no encuentro ninguna razón para exceptuar al doctor Zaffaroni del cumplimiento de la ley, debiendo dejar paso a los abogados  correctamente habilitados  para el ejercicio profesional. No necesito recordar al señor Presidente que es finalidad y deber del CPACF el gobierno y contralor de la matrícula, en defensa de nuestra profesión (arts. 20, inc. 2ª” y 21, inc. “a”, ley 23187)

 

Saludo al señor Presidente con mi más distinguida consideración  y pido dé curso a la presente

 

Luis María Bandieri


Esta denuncia, que obtuvo algún eco periodístico en "Infobae" y fue apoyada por Usina de Justicia,  tuvo un tortuoso trámite en la  Comisión Directiva del Colegio. La mayoría oficialista se adscribió a un dictamen escuálido de la Asesoría Jurídica, según el cual el jurado de enjuiciamiento no era un tribunal de justicia. Lo mismo había sostenido el propio jury ante la presentación de familiares de víctima de los delincuentes que Axel había dejado salir a la calle para reincidir en el viejo oficio de matar. Amplié fundamentos y, en definitiva, dieron carpetazo al asunto. Una de esas voces "de adentro" del Colegio me transmitió la versión, que no puedo confirmar, de que el entonces presidente  -una buenísima persona, hoy fallecida-, cuyo padrino político era Rizzo, el hoy quíntuple presidente, había consultado a su valedor, y éste a Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte, con quien el Gordo hacía buenas migas, decidiéndose en ese conciliábulo bajarle el pulgar al pedido.

Sea como fuere, la "justicia" llegó, tarde como siempre. La lechuza forense  gusta del crepúsculo vespertino en el que las vacas y todas las cosas con ellas son bien negras. Además, la "justicia" sabe oler bien la sangre y columbrar el derrumbe. "A moro muerto, gran lanzada", decía un viejo proverbio español, recogido por doña María Moliner con la anotación de que así "se satiriza a los que se muestran valientes contra algo o alguien cuando no hay riesgo en  ello". Peguémosle al moro cuando ya es fiambre y sean eternos nuestros laureles con tal de que se reciban sin riesgo. En fin, muchachos, una pequeña historia bien argentina.




P.S.: El moro respondió con chicana moruna. Su abogado, don Beinusz Szmukler, que supo fatigar las poltronas del Consejo de la Magistratura en representación de nuestro gremio togado, dijo ver en la decisión "una venganza política", aunque no apelará. Y el cortesano interamericano don Eugenio se victimizó a su vez, aunque aclaró que no pensaba ejercer ya más la profesión.  Dejo arriba foto de Rizzo con Angelici, hombres de lanza segura y geometría política variable.-

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