domingo, septiembre 27, 2015

LOS NUESTROS QUE SE VAN: NORBERTO QUANTIN




Conocí a Norberto y a Margarita en 1966, cuando cursábamos unas clases en un salón contiguo al Carmelo, de las que él saldría con una beca a España. Margarita era la secretaria de Graciela Peyró de Martínez Ferrer, que en esa época estaba al frente de la entidad organizadora de los cursos. Allí conocí también a mi futura mujer y, de algún modo, siempre con ella hemos considerado que quedaron cruzados en ese lugar los destinos de los cuatro, además de otras afinidades y empresas comunes que llegarían luego. Dictaba uno de los seminarios Aníbal D'Angelo Rodríguez, otro amigo entrañable recientemente desaparecido. Entre los tres, Aníbal, Norberto y yo, además de entretejerse una historia muchas veces común en la esperanza y en el fracaso, episodios propios de la peripecia en este mundo sublunar, existía ese delgado hilo rojo de haber salido, en distintas épocas y circunstancias, del  Nacional Buenos Aires, con sus glorias y oprobios. Norberto dejó escuela en su tarea como fiscal y magistrado, y así con justicia lo registran las crónicas. Norberto y Aníbal se fueron adonde esperan todas las respuestas y uno sigue tirando aquí, con dos recuerdos imborrables en el alma.

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