domingo, julio 04, 2010


LA FILOSOFÍA DEL MEDIO CAMPO





Aclaro desde ya que en este tema toco de oído. Como casi todos, pero -si quieren- algo peor. De cualquier modo, me fascina el resurgimiento de la "filosofía del medio campo" en nuestros medios erudofuboleros. Por razones de edad, para mí el medio campo es el centrojás. Y el centrojás, el 5, es Pipo Rossi. O el Rata Rattin, en su momento de gloria, Inglaterrra, 1966 y el estrujamiento del banderín del córner como si fuera la mismísima Union Jack -y así lo sentían los hooligans, gritando animals! (Pero no le quiero robar laburo a Sasturain, que es el dueño de la pelota literaria). Centrojás: es decir, un tipo grandote, gritón, con pasta de líder, que pisa la pelota en el centro del campo y se la reparte cuando quiere a delanteros (cinco) fijos en el sector adversario. Reitero mi ignorancia básica (que comparto con tantos opinioneros) pero: ¿alguien juega así hoy en el fulbo posmo? Nones. Pero estamos pidiendo a gritos un nuevo avatar centrojásico, una reencarnación de Obdulio Varela de este lado del Río de la Plata, un mesías del mediocampo. Al Lío Messi le dieron esa oscura y humillada tarea, de algún modo, y se las ponía a Higuaín y a Tévez, para que todo terminara en polvo, en humo, en sombra, en sueño, en nada.

Personalmente, me gusta la salida de juego con el arquero. Sí, ya lo sé, es como en el ajedrez la apertura con P4TD. Pero cuando resulta, es lo máximo. Mi ídolo en esa "filosofía del arco" es Chilavert. Un paraguas, aceptado. Pero que metió en su carrera 62 goles. A este paso, casi más que el Pulga en los mundiales.
Nada diré de Maradona que no haya dicho ya, el siglo pasado, en "Desenrollando el Turbante" (tolle et lege)· La alternancia criolla de la euforia a la depresión es asunto tan viejo y manoseado como revista de peluquería. Pero, justo en la depre es donde el villafioritense exagera y sobreactúa. Ese llanto siempre a flor de pestaña, esos pucheritos, esos abrazos de velorio que suceden a los piquitos de la exaltación. Qué quieren que les diga: la suerte quiso que tratara a Carlos Monzón en el pináculo y en el fondo de la desgracia -en algún post lo contaré- y, en ese último caso, el del Alto Verde no lloraba. No: convertido en un simio desteñido, mantenía sin embargo un fondo enhiesto de bravura que imponía respeto, no lástima.

Contribuyo con estas reflexiones al despiste general que ha producido el Deutschland über alles. Sí, alles kaput. Pero el Diego resiste: dice que va a a consultar a la familia. ¿Y qué le pueden decir las queridas Dalma Nerea, el protegido Kun, Giannina su señora, la esposa de turno y la Claudia, consultora financiera? Quedáte, pa. Yo, que nada tengo que ganar con esto, también le digo: quedate, pero antes lee mi post.

2 comentarios:

Iván Garzón Vallejo dijo...

Por eso era un deleite ver jugar a Zidane...

Occam dijo...

Debo disentir en este punto. Me parece que Mascherano, el centrojás de esta ocasión, hizo lo que pudo y lo que no pudo también para frenar a los zancudos alemanes que se le venían por todos lados, justamente porque Diegote prefirió quedarse en el blanco y negro y jugar con 5 arriba, y con 5 abajo (porque a Mascherano lo situó entre los 2 centrales, y a los otros dos volantes, sin vocación de marca ni brújula, bien arriba). De tal modo, que los 5 de abajo se enfrentaban con 7 u 8 alemanes, y los 5 de arriba se encontraban con 8 ó 9 alemanes que les cerraban el camino.
Faltó sí un jugador que ordenara el juego, manejara los tiempos y fuera técnico dentro de la cancha, como aporta el ejemplo de Zidane el comentarista preopinante. Faltaron también los laterales proyectándose para romper el bloqueo defensivo (los únicos atisbos ofensivos argentinos vinieron por forzados desbordes), y un mediocampo sólido, que corriera, quitara, hostigara sobre todo a Schweinsteiger (que tuvo un radio de 7 metros despejados a su alrededor todo el partido), y generara la dinámica de todo el equipo, controlando la pelota (cosa que a los alemanes los hubiera desesperado) y eligiendo las situaciones de ataque propicias al gol. En definitiva, un mediocampo, en lugar de un equipo partido en 2. Un mediocampo con control y pensante como el que tanto se le criticó (injustamente) a Pékerman en 2006. No por nada todos nos preguntábamos, ya desde el minuto 5 más o menos, para qué cara... llevó a Verón.

Mis cordiales saludos.