domingo, enero 22, 2017

IT CAN'T HAPPEN HERE

 
Sinclair Lewis

"Eso no puede suceder aquí". Tal el título de una novela de Sinclair Lewis, aparecida en 1935, cuyo protagonista, Berzelius Buzz Windrip, un político que llega a la presidencia de los EE.UU. denunciando las corruptelas de la ruling class y proponiendo reformas drásticas inspiradas en los valores tradicionales de USA, se convierte, a poco de elegido, en un dictador. En la marea de fervor antitrumpista no he visto citado este antecedente.  Lewis, que venía de recibir en 1930 el Nobel de Literatura -primer norteamericano galardonado- después de "Babbitt" (1922) y "Elmer Gantry" (1927), sátiras del hombre medio estadounidense y del reformador moral, respectivamente, se dirige, en primera lectura. a la posibilidad de que prendiese un fascismo norteamericano, al modo de los regímenes entonces triunfantes en Europa; de allí el título. El personaje que parece haber tenido en la mira es el de Huey Long (1893-1935), un gran político populista, gobernador primero y luego senador por Luisiana, apodado Kingfish, el Pez Rey, que iniciaba, luego de desmarcarse de Franklin Roosevelt, su carrera a la presidencia, cortada por su asesinato. Fino escritor, sin embargo, también se desprenden de la obra de Lewis los aspectos viciados del sistema político establecido. ¿Trump = Windrip, entonces? ¿Trump = Kingfish con final de "magnatecidio" ? Ah, la facilidad y delicia de las coincidencias y de la reductio ad hitlerum... Lo curioso del caso es que la acusación de populista, y hasta de inspirado en una versión del fascismo, había sido efectuada hacía  poco respecto de...Barack Obama. Jonah Golberg la vuelca en su libro "Liberal  Fascism -The secret history of the American Left" (Doubleday, New York, 2009). La tesis de Goldberg es que existe en los EE:UU. una corriente de "fascismo progre" (así podría traducirse el título de la obra), de corte socialista estatalista, del que traza una línea que va de los hermanos Kennedy a Obama, pasando por Jimmy Carter, los Clinton (émulos de los Kirchner) hasta el POTUS saliente. El Obamacare sería una de las realizaciones salientes de este liberal fascism, sin olvidar, claro, la revolución cultural (aborto, matrimonio entre personas del mismo sexo, etc.). Se destaca la influencia, tanto en Hillary como en Barack del socialista radical Saúl Alinsky, autor de un tratado para revolucionarios pragmáticos donde se enuncian doce consejos para la acción política, sde cuño realista maquiaveliano, que -según dicen- no dejaron de tener en cuenta, en su momento, los dirigentes del Tea Party. Hillary tomó como tema de su tesis a Alinsky y Obama reconoció el papel que el pensamiento de aquél tuvo en su formación política.

Anoto estos vínculos porque Trump llega al poder como un político pragmático, sin que haya a la vista asomos de un cuerpo doctrinario -Alt-Right parece, hasta ahora, simplemente una actitud reactiva frente a la vieja política, al "partido único de los políticos"- y en algún momento deberá vincularse a una tradición política, que  en los EE:UU. reconoce antecedentes, en una enumeración algo caótica,  como Andrew Jackson, los Granger, el People's Party, Huey Long y, los intentos de Goldwater y Perot, el Tea Party  y ¿por qué no? Ronald Reagan.

Huey Long

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