martes, enero 31, 2006

Buena parte de las encíclicas papales del siglo XX nacieron muertas. Resultan documentos demasiado "datados", sin proyección ni persistencia , resultado de compromisos y adaptaciones al color de los tiempos. Agua pasada, en fin. El efecto es más notable en los textos de la segunda mitad del siglo, que incursionan a grandes rasgos en la economía, la política y la "promoción humana". Algunas de sus frases aparecieron citadas profusamente por devotos y ateos durante un tiempo luego de su lanzamiento, para apagarse después como ruido en el aire. Los textos del papa Wojtyla pertenecen a esta categoría, aunque persistan algunos efectos de esa irradiación citatoria que señalábamos. Me parece que la primera encíclica de Benedicto XVI quiere ir más allá del corralito de circunstancias que encierra la escritura de su predecesores. Por de pronto, va al toro: si la Iglesia habla siempre del amor y el núcleo del mensaje cristiano es el amor, ¿qué quiere decir un cristiano cuando habla de "amor"?. El empeño es dificilísimo., pero celebro ver a un papa con solidez intelectual que lo asuma sin circunloquios. Papa Ratzinger pretende que, desde Europa -es mitteleuropeo hasta la médula- surja una concordia sobre valores comunes entrte cristianos y agnósticos, entre hijos de la Santa Madre e hijos de la Santa Ilustración, entre él mismo y el insufrible Habermas. Para eso, los intelectuales incrédulos deben proceder etsi Deus daretur, como si Dios existiese. La apuesta de Pascal en el pensiero debole del mundo posmo...¿Alcanza? No estoy en condiciones de responder, pero, repito, vale la intención.

lunes, enero 30, 2006

APUNTES SOBRE LA ENCÍCLICA

por Luis María Bandieri

A propósito de la encíclica de Benedicto XVI, Deus caritas est, y como contribución a su estudio, aporto rápidamente lo que sigue, a simple título personal. Los griegos tenían –como recuerda el texto papal- tres palabras para referirse al amor: eros, philía, agapé. La referencia más intensa estaba en las dos primeras. Eros valía por el impulso o fuerza original del mundo. Es impulso sagrado hacia cualquier objeto digno de apego; la más antigua de las fuerzas divinas, que rige, como dice Sófocles en “Antígona”, a los mortales y a los inmortales. En la expresión se refleja la ambivalencia del espíritu griego antiguo entre el impulso oscuro y la claridad ordenada, entre Dionisos y Apolo, que Nietzsche supo poner de manifiesto. En algunos textos de Platón, como el Fedro, eros es un impulso ascendente, del hombre hacia lo divino. Philía abarcaba también un abanico de significados, pero principalmente es un amor desinteresado hacia el otro, hacia el amigo, el ciudadano o polites, la polis, la patria. Aquí la voluntad domina la pasión, presente en eros. En la esfera de lo público, alude a la amistad política o concordia, esto es, a la concurrencia cordial (de los corazones) en la deliberación y decisión sobre lo que a todos interesa. Sin concordia previa, todo a-cuerdo resulta imposición –cosa olvidada a designio en nuestras democracias actuales y que Julián Marías señaló con agudeza en uno de sus últimos textos.

Los primeros traductores de la Biblia del hebreo al griego tuvieron una tarea difícil para verter las expresiones ahavá (ampliamente, amor, amistad, simpatía –ver Lázaro Schallman, “Diccionario de Hebraísmos”, ed. Israel, Bs. As. 1952/5712), en la cual sólo el contexto puede dar el sentido y alcance, y jésed (favor, gracia, benevolencia, misericordia), también compleja, referida más bien a la fidelidad como noción clave, que se espera de cualquier miembro de una comunidad respecto a otro miembro. En la elección de su pueblo por parte de Yavé había un acto de ahavá, que debía ser retribuido por el pueblo en términos de jésed, antes que por rituales (“misericordia quiero y no sacrificios”, Oseas, VI,6). Y el jésed debía extenderse al trato de los miembros del pueblo entre sí. Como eros podía alcanzar una connotación carnal, y la philía se mantiene exclusivamente en el plano humano, los traductores prefirieron agapé, que iba a tomar una dimensión tan especial en el Nuevo Testamento, bajo la versión latina de caritas, en lo cual la encíclica se extiende tan larga como profundamente.

Agapé, según el diccionario griego, vale como acoger amicalmente, tratar con cariño, estar satisfecho, amar, querer y, específicamente, se refiere a las comidas fraternas de los primeros cristianos. Agapésis es afección y agapétikos, quien resulta tierno y afectuoso. En la tradición judía hacía referencia a los banquetes sagrados, a las ofrendas y a las obligaciones hacia los pobres y desvalidos. La aparente sustitución del amor por la caridad levantó la crítica de reducir la noble pasión por una actitud desvitalizada. Entre otras, es la postura de Nietzsche que el texto pontifical examina.

Podría anotarse que el amor (bhaktí) como entrega está presente también en el hinduismo (así., p. ej., en el canto XVIII de la Bhagavad Gita). En el Islam, en cambio, y salvo entre los sufis, el comportamiento del hombre frente a Allah es el de alabanza debida, no importa que sea con amor o sin él, mientras se manifieste con fe.

Quizás uno de los testimonios más importantes acerca del amor y del amor al prójimo, en el siglo XX, haya sido dejado por Simone Weil (especialmente en los trabajos recopilados en “Espera de Dios”, Attente de Dieu, hay trad. en ed. Sudamericana, Bs. As., 1954). Para ella, el amor al prójimo es amor que desciende de Dios hacia el hombre. Es anterior al que sube del hombre hacia Dios. Dios se precipita –dice- en el alma más miserable para, a través de ella, mirar y escuchar a los desgraciados. Donde los desgraciados son amados, Dios está presente. Los miserables no son –dice- ocasión de amar a Dios, pretexto para ello. Deben ser amados con un amor personal. Para ella, expresiones como amar al prójimo en Dios o por Dios resultan engañosas y equívocas.

”En el verdadero amor, no somos nosotros los que amamos a los desdichados en Dios sino Dios en nosotros el que ama a los desdichados. Cuando estamos en la desgracia, es Dios en nosotros quien ama a aquellos que nos quieren bien. La compasión y la gratitud descienden de Dios, y cuando se encuentran en una mirada, Dios está presente en el punto en que las miradas se encuentran. El desgraciado y el otro se aman a partir de Dios, a través de Dios, pero no por amor a Dios, sino por amor del uno por el otro. Esto tiene algo de imposible. Por eso no se realiza sino por Dios”. Esta comunidad de destinos animada por la caridad, signo viviente del amor de Dios en el mundo, puede cambiarlo. Ahí está un nudo de la reflexión papal. Otro nudo reside en que la vía agapística no da lugar a ninguna elección política (como pretendía, p. ej. el clericalismo militante de la “teología de la liberación” el siglo pasado). La política, que tiende a la concordia, a la philía entre ciudadanos, no está para cambiar el mundo ni corregirlo conforme un ideal ni, menos aún, para clausurar la historia en la realización de una utopía celeste y permanente. La política trabaja con los hombres y las cosas tales como son en este mundo sublunar y, buscando la “vida buena” colectiva, tiende a colocar lo necesario en el horizonte de lo posible. Si he entendido bien, el mensaje procura que no confundamos los fines ni enredemos los medios: cada uno de nosotros tiente de penetrar en el misterio de la agapé; en la vida pública, como comunidades, intentemos recomponer la philía.-

domingo, enero 29, 2006

Salvo una breve referencia de "Clarín", entre los comentarios periodísticos acerca del robo de cajas de seguridad en la sucursal Acassuso del Banco Río, con la fuga a través de un túnel conectado a los desagües pluviales, no he visto muchas alusiones al robo gemelo perpetrado del 16 al 19 de julio de 1976, en la sucursal del Banco Societé Générale de Niza, por una banda capitaneada por Albert Spaggiari. Fue un trabajo de dos meses, con un túnel excavado desde las cloacas, que llevó a la banda a las cajas para operar allí en el feriado largo del 16 al 19 de julio (mientras afuera cantaban la Marsellesa). Robaron -se calcula- el equivalente de 24 millones de euros, botín mayor que el del robo al tren correo en Inglaterra. Spaggiari, un tipo muy interesante, sagitariano, era un ex para que había combatido en Indochina, enrolado en la legón Extranjera y que, luego, en Argelia, se incorporó a la OAS y participó de las conspiraciones para ejecutar a De Gaulle. Dejó escrito en las paredes de la bóveda "sin odio, sin violencia, sin armas". La policía lo detuvo en su pequeño negocio de fotografía en Niza y, conducido a París, escapó desde un ventanal del Palais de Justice, saltando al techo de un coche estacionado y, de allí, a una moto que lo aguardaba, en una acción que, luego, el cine copió en varias oportunidades. Estuvo refugiado en diversos lugares, entre ellos, se supone con algún fundamento, la Argentina. Parece que entró clandestinamente en algunas oportunidades a Francia, para visitar a su madre. Nunca renunció a sus posturas políticas "incorrrectas". Murió en 1989 en Italia, y sus restos fueron repatriados y descansan hoy en su pueblo, en el Var. De su libro "El Gran Robo de Niza" se hizo una película. Luego publicó una nueva versión bajo el título "Les Égouts du Paradis", juego de palabras ya que égout es cloaca, pero su golpe le hizo saborear cierto gustito de paraíso... Como enseñanza para los argentinos, hoy en Niza se hace un recorrido en 4x4 por los égouts que vieron pasar a Spaggiari, el gentleman cambrioleur, su banda y sus gomones rebosantes de botín.

viernes, enero 20, 2006

He leído que se prepara una versión de Superman y ha surgido un problema no pequeño. Al parecer, el bulto o paquete del nuevo actor que encarna al superhéroe sobresale ostentosamente en su calzoncillo exterior. Produce algo así como un escabel donde cómodamente puede encajar Lois Lane en sus vuelos de acompañante, en lugar de ser llevada en brazos, como hasta ahora. Resultaría cruel cercenar in loco al actor, como a un Farinelli siglo XXI, y por eso se ha recurrido a la computadora para disminuirle virtualmente la protuberancia. Ahora bien, si el Imperio y Occidente se avergüenzan del tamaño de la verga de su superhéroe y lo retajan de modo simbólico, otra vez afirmo que corren malos tiempos. El recorte suena casi como un Munich y, por lo tanto, semeja el pórtico de algún nuevo enfrentamiento feroz.

jueves, enero 19, 2006

La coherencia desquiciada del Sacristán de la progresía tiene sus pedisequos. El canciller Jorge Taiana niega a los uruguayos que los piquetes que suelen cortar los puentes internacionales sobre el río Uruguay afecten el libre tránsito en el Mercosur ya que -dijo nuestro Talleyrand subnormal- durante las operaciones piqueteriles permanecen abiertas las oficinas de Aduanas y Gendamería. La enorme minucia faltante es que nadie puede llegar allí, porque efectivos de la propia Gendarmería custodian la buena labor de los piquetes, grupos reducidos que refleja continuamente la televisión. Pero, eso sí, las oficinas de frontera están abiertas y a la espera de un público que no puede llegar. Brillante argumentación del acólito del Sacristán. El sueño de la razón no produce monstruos, en este caso, sino gargarismos asnales en boca diplomática.
A ver si nos entendemos con este asunto de Irán. Los iraníes han suscripto el TNP (Tratado de No Proliferación Nuclear). Quieren construir un reactor para desarrollar tecnología atómica para uso civil, según afirman. Los israelíes dicen que no permitirán que un Estado exportador de terrorismo posea la tecnología que le permita acceder a la bomba atómica. Los EE.UU. apoyan esta posición israelí. La UE pide sanciones para Irán y que su caso sea tratado en el Consejo de Seguridad de la ONU. Chirac aparece por televisión y declara -apuntando a Irán- que si Francia sufre un ataque terrorista, la retaliación podrá ser con armas atómicas. Ahora bien, ni Israel, ni Francia, ni los EE.UU han firmado el TNP. Tampoco Pakistán, la India o la China, que integran el club atómico. Yo no creo, claro está, que Irán, segundo productor de petróleo luego de Arabia Saudita, quiera la tecnología atómica exclusivamente para uso civil, o para suplir deficiencias energéticas. Irán quiere la bomba atómica, simplemente porque ha aprendido la lección de Irak, enseñada por los norteamericanos: te puedo invadir porque no tienes la bomba. Si no quiero que me invadan, como anunciaron sin tapujos israelíes y norteamericanos, tengo que tener la bomba. No podemos criticar a Irán porque saque las debidas conclusiones de la lección dictada por los maestros ciruela del "mundo occidental". Cuando los EE.UU invadieron Irak, los justificativos de ese oxímoron, la "guerra preventiva", fueron tres: primo, Irak posee armas de destrucción masiva; secundo, Irak financia el terrorismo fundamentalista y, especialmente, a Al Qaeda; tertio, Irak no es democrática. La primera no se probó, entre otras cosas porque las armas químicas que Saddam poseía bajo anuencia norteamericana ya habían sido utilizadas para gasear a los iraníes, primero, y a los kurdos después. En cuanto al reactor nuclear que los irakíes estaban construyendo hacia 1980, destruido por un bombardeo israelí, nunca puso ser reemplazado. La segunda razón no se pudo probar tampoco, aunque quizás no fuese del todo descabellada. La tercera era cierta. Pero ocurre que Irán es una democracia, donde el pueblo vota y elige como presidente a Mahmoud Ahmadineyad que, luego, no gusta ni a los EE.UU., ni a Israel ni a la UE, pero eso es la democracia, si no me equivoco.
Es cierto, colocándose en la perspectiva del imperio norteamericano, que una situación mundial con quince o veinte estados en posesión del arma atómica es difícilmente gobernable. Máxime en un tiempo en que dos o tres grupos terroristas, no sólo Al Qaeda, tratan de hacerse con un arma de pequeña dimensión, suficiente para destruir Ankara, El Cairo o, incluso, Tel Aviv. Pero este problema imperial no se soluciona pateando la puerta de Irán, como ayer se hizo con la Irak. Entre otras razones, porque de ese modo, como se vio, los problemas se agravan y porque la dificultad, en el caso persa, es bastante mayor. Irán tiene algunos argumentos a favor: si quieren los norteamericanos organizar un gobierno chiíta en Irak, deben contar con su visto bueno y no con su enemistad; si los invaden, el precio del petróleo se irá a las nubes; además, la situación de las tropas en Irak podría volverse insostenible. Por otra parte, China ha advertido oficiosamente a Estados Unidos que los israelíes, si quieren repetir su ataque aéreo de 1980, no podrán bombardear doscientos tubos de aluminio, dispersos en 14 laboratorios, en un país con más de un millón y medio de kilómetros cuadrados. Y Rusia, vecino de Irán, quiere de todos modos proveerle el reactor. La total abolición nuclear, salvo para los EE.UU.mismos, sería la única salida de la pesadilla para el imperio.Pero ya es tarde y la proliferación continuará. Mala tempora currunt.
En el "Réseau Voltaire" aparece un artículo del general ruso Leonid Ivashov, que fuera Jefe del Estado Mayor del ejército de su país. Dice allí que el terrorismo internacional no existe. Es un artificio instrumentado por las grandes potencias (léase EE.UU. y UK) para mantener y afianzar su poder sobre el resto. A contrario, lo que sí existió, existe y puede seguir existiendo es el terrorismo nacional, esto es, el del partisano que lucha por su tierra. Una interpretación complotista, en nuestro Kali Yuga, resulta siempre bienvenida, por lo menos en cuanto se aparta de las explicaciones convencionales de la "videología" o, por lo menos, las pone en apuros. Sin embargo, el complotismo, como le oí decir alguna vez a Aníbal D'Angelo, resulta la sociología de los pobres. Explica cuestiones complejas y oscuras bajo una luz simple y levanta adhesiones porque las cosas, superficialmente consideradas, funcionan como si -als ob- los conjurados de un colegio invisible las hubiesen predispuesto de esa manera. Parafraseando a mi amigo D'Angelo, diría que es una sociología de y para pobres de espíritu, porque en las innumerables manipulaciones de que somos objeto, el recurso a imaginar un complot también forma parte del arsenal de los manipuladores, con la ventaja de que resulta muy del gusto de los manipulados.
Por cierto, podemos atribuir el 11/9 al sector neocon del actual gobierno de los EE.UU. El ocultamiento o travestimiento de los hechos -el avión supuestamente dirigido contra el Pentágono, p. ej.-, la existencia de informes de inteligencia premonitorios que fueron desechados, los negocios de vieja data de la familia Bush con la familia de Bin Laden, etc., son piezas que, más o menos encajadas unas en las otras, parecen resolver el rompecabezas. Sin embargo, lo más probable es que un antiguo socio, y también una hechura de los servicios de inteligencia norteamericanos, como Bin Laden, se haya emancipado de sus antiguos patrocinadores y haya comenzado una proficua carrera por su cuenta. Y que el Pentágono prefiera la historia del avión estrellado a reconocer otra forma de ataque que lo mostraría aún más vulnerable. (Recuerdo que la propia CNN lo atribuyó de entrada al impacto de un coche bomba). Nuestro general ruso tendría que explicar en su esquema al terrorismo checheno (salvo que lo reconozca como la reacción de un pueblo oprimido). De todos modos, en las afirmaciones del ruso hay un elemento compartible, a condición de introducirlo en un análisis de mayor alcance. En efecto, destruido luego de la Segunda Guerra Mundial el jus publicum europaeum se transformaron radicalmente las condiciones del jus ad bellum y del jus in bello, del derecho a la guerra y del derecho en la guerra. Quedaron suprimidas las guerras, salvo las que pudieran librar por sí o por mano interpósita las grandes potencias y toda regla para enmarcar el enfrentamiento quedó derogada. Transcurrimos desde entonces los episodios de una guerra civil internacional cada vez con mayor encono, en patética escalada hacia la enemistad absoluta. La primera fase de este proceso fue la inmediatamente siguiente al final de la Segunda Guerra y duró hasta el fin de la "guerra fría". Las dos superpotencias dominantes, los EE.UU y la URSS libraban por procura pequeñas y dolorosas guerras civiles en los márgenes de sus respectivas zonas de influencia. Nuestra propia guerra civil terrorismo vs. torturismo resulta un episodio de este proceso, aunque hoy se la pinte como persecución insana y unilateral de militares malvados a perejiles idealistas. La segunda fase aparece a fines de los años setenta y puede calificarse una "privatización" del terrorismo. Los grupos armados comienzan un proceso de autofinanciación a partir de actividades ilegales y hasta algunas legales - secuestros extorsivos, impuestos revolucionarios, narcotráfico, empresas pantalla, etc. Se trata de una "economía de guerra civil extendida" con actores como el IRA. ETA, la OLP, Hamas, FARC, etc. La última fase, en los 90, se relaciona con la globalización y mundialización rampantes, y da lugar a un terrorismo global y a una consiguiente economía global del terrorismo que se calcula mueve hoy unos mil quinientos miles de millones de dólares al año, esto es, el 5% de la economía mundial (ver Loretta Naoleoni, "La Nuova Economia del Terrorismo", Marco Tropea editore, 2004). Al Qaeda resulta emblemática de esta etapa. Al lado de la economía del "turbocapitalismo" global, entrelazándose con él, funciona una economía del "turboterrorismo" global, con idénticos engranajes: lavado de dinero, contrabando, narcotráfico, actividades lícitas gestionadas por empresas pantalla del terrorismo, ayudas humanitarias, etc. Quizás ya sea imposible que una funcione separada de la otra, lo que explica que no prosperen los instrumentos decisivos del bloqueo económico a las fuentes de ingreso del terrorismo y que un financista como Bin Laden continúe haciendo circular sus millones bajo el amparo de la gran burbuja financiera planetaria. El Occidente golpeado por el terrorismo es el mayor proveedor de armas y el mayor consumidor de drogas del planeta, y son sus circuitos financieros los que reciclan, en definitiva, el dinero de la economía terrorista global. Una y otra economía continuarán su abrazo inextricable y atroz hasta la mutua destrucción. Se parece a un complot, pero no lo es. Simplemente, resulta producto de la obscenidad de nuestro tiempo.

miércoles, enero 04, 2006

Tras peinar rápidamente diarios, radio y tevé, vuelvo a este espacio libre de K, de la obsecuencia irradiante hacia el Sacristán de la progresía retrógada -sabiendo que llegará un momento, cuando gire la veleta y la turba mediática, hoy alabanciosa, se lance aullando sobre el patagónico y señora, en que me dé lástima y trate de interponerme, siquiera por elegancia.

Miremos un poco afuera, por sobre las bardas del corralito autóctono. "Nuevo paradigma de la sociedad de la información", "creación de riqueza virtual" "e-business", etc., etc. El rústico Putin inaugura 2006 pasándole la factura del gas a la UE, en nombre de Gazprom. Para lo que fue antaño dominio de la URSS regían precios diferenciales que, claro, no incluyen a Ucrania, que sacó los pies del plato. Al ucraniano, ni justicia ni -menos- gas. Los de Kiev, necesidad obliga, retalionan pinchando los tubos y abriendo las espitas al paso. Resultado: 25% menos de gas para los integrantes de la UE que -salvo en parte Francia- carecen de suministros o fuentes energéticas alternativas. Putin, Chávez, Evo, abriendo o cerrando sus canillas petroleras o gasíferas, vuelven a poner sobre el tapete las advertencias de realistas olvidados que encuadraban los conceptos de poderío y seguridad sobre la geografía, los recursos naturales y, especialmente, los energéticos. Internet no es todo. Fiera venganza la del tiempo...

lunes, enero 02, 2006

El año pasado pusieron en el Colón "Don Giovanni" de Gazzaniga, previo al de Mozart. Los fragmentos que he oído muestran la música brillante de la época. Y luego llegó Mozart. En la música, en la ópera al menos, no se cumple lo de segundas partes nunca fueron buenas: el "Barbero" de Paisiello, "La Bohème" de Leoncavallo, el "Otelo" de Rossini quedaron atrás, aunque para nada despreciables, por cierto. El éxito perdurable vino después. Aunque alguien debió abrir la huella, y también fue debidamente aprovechado, para luego caer en el olvido. Hay, en todo, destinos de Gazzaniga.

domingo, enero 01, 2006

Leandro Fernández de Moratín, un ilustrado protegido por Godoy, volvió a su patria desde el destierro parisino en 1820, bajo el reinado del absoluto -entre otras cosas, absoluto impotente- Fernando VII, que alguna vez supo ser monarca de estas tierras. Desde Barcelona, le escribe a amigo, en 1821, poco antes de retornar a París: "no escribas, no imprimas, no bullas, no pienses, no te muevas y aun quiera Dios que con todo y con eso te dejen en paz". Que no sea este resumen válido para nosotros en el 2006 que despunta, es mi ferviente deseo. Tuvimos el despotismo del partido militar, justificado por la máquina de odio de la guerrilla y el terrorismo, y a él le fue bien aplicable la síntesis moratinesca. Ahora, como todos nos hemos rehecho la virginidad de una buena conciencia despotricando contra el horror de la dictadura militar, tiranos microscópicos (la frase es de Bolívar) y aspirantes a tiranuelos, más o menos salidos del sufragio, procuran hacer suya la frase del español. Caveant cives.