EL ESCÁNDALO SEXUAL DE TEMPORADA
(bajo la mirada de Casanova)
Puntual como las estaciones del año o las facturas de servicios, llega el escándalo sexual de este trimestre. Ahora le tocó a Dominique Strauss-Kahn, director del FMI y ex ministro de Finanzas francés. Parece que el hombre venía con fama de atropellador vía acoso a las fulanas bajo su dependencia (harassement, después de todo, es palabra francesa, que significa, paradójicamente, fatigarse; de allí tomá el inglés harass, acoso). Y a la que se acosó hasta conducirla a lindo hotel suizo, durante muy seria conferencia internacional, fue a la húngara Piroska Nagy (otro nombre premonitorio, el de piroska), casada aunque parece que distanciada de nuestro Marito Blejer, ex presidente del Banco Central y funcionario del FMI. Seguramente, Dominque y Piroska mandaron la cuenta a gastos de representación y todo debería haber terminado allí, simpático desfogue de gente ocupada en arreglar nuestras vidas económicas. Pero Marito revisó los mails de Piroska (shocking, no?, propio de argie tanguero e intrusivo, qué joder) y llegó a la conclusión de que aquellos dos estaban adornando su serena frente de pensador financiero. Aunque él y la Piroska estaban semi separados ("nos estamos separando", como se dice en la jerga), pensando en el divorcio, en las cuentas en común y otras menudencias (y no sé si pensando en su hijita), Marito buchoneó el asunto a dos decanos del directorio,uno ruso y otro egipcio, los que (después de unas sonrisas mundanas y previsibles: "je, je, Dominique es incorregible") le abrieron un sumario al dire a ver si había acosado realmente a la Piroska o si la había favorecido luego con un golden parachute para que se fuera a buscar novio en otra parte. Dominique, en puro caballero, Bayardo de las finanzas, sin miedo y sin tacha, dijo: "sí, me la fifé, pero es asunto privado y that's all, folks". Pero cuando hay guita de caja comprometida las cosas no son tan simples y el pobre Dominique -mientras su tercera esposa le pasa las facturas de rigor- está a punto d'être mise sur la paille, que en francés no quiere decir lo que primero parece al lector hispanohablante desprevenido. Primero Clinton, después Wolfowitz, ahora Dominique. Dèja vu, señores. No es un franco, sano y jocundo ir de putas, no. Es jugar teniendo el mango de la sartén, "la sartén por el mango y el mango también". Son sexagenarios burócratas, un poco patéticos, que se tragaron lo de la revolución sexual y de que no hay límites; sobre todo, que no hay mejor fornicio que el que paga el público y el que se realiza con el personal provisto. La vie est dure, cher Dominique, cher petit Marius, chère et charmante Piroska.