Ni los ingleses brexitianos ni quien esto escribe, ni muchos en este bendito y agitado mundo, quieren ser considerados entelequias cosmopolitas, ciudadanos de la ecología planetaria puestos bajo la advocación de santa Greta y su alevosa sonrisita, meros peones de la vastedad cósmica. Quieren ser, como hace veintiséis siglos dictaba Aristóteles, animales políticos, afincados en una polis y unidos en una politeia, con sus límites, su adentro y su afuera y todos, los de adentro y los de afuera, si es posible en paz. Tenemos una pertenencia afincada y una copertenencia con los propios, desde donde podemos otear e intentar comprender el mundo. Para que entiendan los apólidas, va un texto de Adolph Franz von Knigge, un barón alemán (1752-1796), que para confusión de todo intento conspiranoico, era francmasón y -peor aún-perteneció a la Orden de los Iluminados de Baviera. Pero la iluminación que trae el texto, perteneciente a un libro sobre el buen vivir brota, como dijo un poeta, "de manantial sereno":
"El patriotismo ya es un sentimiento compuesto, pero aún más cordial y cálido que el espíritu cosmopolita, para un hombre que no haya sido expulsado pronto de la sociedad civil, que no sea un aventurero que vaga de país en país, sin sentido alguno de la propiedad o del deber cívico. Quien no ama a la madre cuyos pechos le han amamantado, quien no tiene un corazón que se enternezca a la vista de los campos en los que vivió sin cuitas y feliz los años inocentes de su juventud, ¿qué interés podrá tener en el bien común, ya que la propiedad, la moralidad y todas las cosas que un hombre puede querer en este mundo se basan, de hecho, en la preservación de aquellos vínculos que nos unen a la familia y a la patria?
El hecho de que estos vínculos se vayan debilitando cada día que pasa solo demuestra que nos vamos separando diariamente del orden excelente de la naturaleza y de sus leyes; y cuando un balarrasa a quien su patria ha expulsado como un miembro inservible por no quererse someter a las leyes, insatisfecho con la coacción que le imponen la moralidad y la policía, afirma que es propio del filósofo disolver todos los vínculos estrechos y que no reconoce otro vínculo que el espíritu fraternal entre todos los habitantes de la tierra, eso solo nos convence de que no hay frase, por estúpida que sea, que no encuentre asiento en un sistema filosófico como uno de su pilares fundamentales...
"De como tratar con las personas" (1788)
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