sábado, julio 27, 2019

Los políticos....según Cummings


La política es un noble arte -ya lo sé. Los políticos son necesarios -lo sé también, y que hay que arar con los bueyes de que uno disponga, también. El tablero de la gran política, y el juego en él del gran político es un espectáculo fascinante -no me cabe duda, cuando grandes políticos hay. Pero, amigos, estamos en campaña en un país donde la política está en el nivel pipí-caca del pensamiento, la acción y la reacción. Los políticos que más se destacan en la manipulación mediática inmisericorde  a que estamos sometidos son apenas dos, asomando la nariz en la cochambre a que ha quedado reducido el sistema inaugurado en 1983: Albertito Fernández y Miguel Pichetto. Albertito, el morganático es un ente ficcional que, si lo dejan, instalado en el Fuerte, va a querer rebelarse y de varón domado pasar a guapo que vapulea a la percanta y la manda en gayola: su calidad giroscópica supera en mucho a figurantes de segunda, como Martín Lousteau y Victoria Donda, por ejemplo.  Sería un sainete muy atractivo si uno pudiera balconearlo desde otros pagos ultramarinos y no desde lo que un poeta marcó: "la llanura/que vio Hernández y nunca vio Lugones,/horizonte será mas no es altura". El otro, Pichetto, nacido en Banfield y criado políticamente en Río Negro, urdidor de grises telarañas de cámara y antecámara, el más audaz y coherente usando la garrocha, resulta el que mejor hace el papel de político en nuestro tinglado de la antigua farsa. Si triunfara en las votaciones  un Macri  desnorteado, débil, con liga de gobernadores demandante y sin fuerza en el Congreso, especialmente en el Senado; esto es,  un candidato a ser el primer presidente argentino depuesto en juicio político, ¡la hora pichettiana podría sonar! -otro escenario para campanear vía satélite.    

Por ahora, cada vez que enciendo el televisor me vienen  la memoria unos versos de e.e. cummings (norteamericano, 1894-1962, que así en minúsculas firmaba):

           "A politician is an arse upon which everyone has sat except a man"  

          "Un político es un culo sobre el  que cualquiera se ha sentado, excepto un hombre".


Verso que debe leerse con perspectiva de género y leguaje inclusivo, abarcando ese culo a todes los culos, sin excepción de orientación sexual, racial o política.-

                            La ilustración es un autorretrato del propio Cummings, que además de  poeta fue novelista, ensayista y pintor

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece advertir una contradicción entre afirmar que Alberto Ferandez es un ente ficcional, por un lado, y decir por otro que va a pretender desbancar a Cristina. No es lo propio de un ente de ficción sino de un personaje real. En lo demás, comparto le definición proctológica de E.E. Cummings

Luis dijo...

Albertito es un ente ficcional en tanto creado a través de un matrimonio político morganático por la egoarca Cristina, que lo instaura candidato a la presidencia. Pero así como la realidad copia a la ficción, la ficción aspira a la realidad. El ente ficcional, varón domado morganático, puede intentar liberarse y emanciparse. Empoderarse, en una palabra. Sus bases para ello son muy endebles: no tiene territorio y no tiene bases de movilización. Podría inaugurar una novedad en nuestro sistema, donde el vicepresidente es el traidor en potencia: el presidente como Judas potencial. En cuanto a Pichetto, no necesita funcionar de traidor potencial. Será la debilidad de Macri triunfante la que podría aumentar su figura -una interna feroz dentro de Cambiemos se inauguraría a partir de un triunfo- y destinarlo a presidir una transición. Futuribles.

Arquíloco de Floresta dijo...

Notable la metáfora -acaso casi greguería- del advertido Cummings. Remeda y a la vez supera el quevediano "érase un hombre a una nariz pegado". Porque aquí desaparece la noción de "hombre", desplazada por la categoría de "político", que no pertenece a la escala óntica de los ántropos concebibles, sino a la catalogación de panderos, pompis o cachas. De modo que no podría haber dicho el español, aludiendo a cualquiera de nuestros prohombres de la partidocracia: "érase un hombre a un culo pegado". Pudiera ser la excepción a la regla el caso de Roosevelt, quien en virtud de su segundo nombre, Delano, ya venía con el enigma disipado. Felicitaciones al torrero. Arquíloco de Floresta.

Luis dijo...

Gracias por su exacto y proctológico comentario. Como dijera su antepasado homónimo de Paros, "no les dejes que importen demasiado/a tu dicha en los éxitos, tu pena en los fracasos/Comprende que en la vida [política] impera la alternancia". De culos, por supuesto.