MOLNAR
Por Alain de Benoist me entero que Thomas Molnar murió en Richmond (Virginia) el 20 de julio pasado. Conocí a Molnar en Buenos Aires (en alguna ocasión le oficié de traductor), luego lo traté en Nueva York, donde era profesor de la City University y con Roberto Raffaelli le hicimos un largo reportaje que publicó "La Nueva Provincia". Molnar, húngaro de Budapest, estaba decididamente exiliado en los EE.UU., con todas las notas del destierro. Nunca logró adaptarse al mundo norteamericano y a lo que advertía como su puritanismo de base, que obligaba a su gran política a sobreactuar en hipocresía. Sus publicaciones en los medios conservadores -junto a las de Russell Kirk, por vía de ejemplo- eran seguidas con notable interés. Aquí, en Buenos Aires, tenía también sus lectores fieles y sus artículos eran elogiosamente comentados. A la caída del imperio soviético, volvió a su querida Budapest. Sus libros comenzaron a difundirse in patria, retraducidos a su lengua natal. Partía su vida entre Hungría y Norteamérica, donde finó. Recuerdo las charlas amenas, sus observaciones profundas, su bonhomía. Requiescat, amice.