Gabriel García Márquez cumple este año ochenta de edad, cuarenta de la publicación de "Cien Años de Soledad" y veinticinco de haber recibido el Nobel. Enhorabuena. Son, por lo menos, sesenta y cinco años de fiel estalinismo y cuarenta de rondar a Fidel y todo lo que huela a poder, Bill Clinton incluido. Un revolucionario cortesano, lo cual no estoy seguro que sea un oxímoron. Por algo le dieron el Nobel, que no recibió Borges y que le negaron incluso a Cortázar, que pintaba bien. Borges, o Scatamacchia, ya no sé, comentó deliciosamente que a "Cien Años..." le sobraban cincuenta. Y Hugo Esteva, in illo tempore, cuando lo leíamos en paralelo con "La Ciudad y los Perros", señalaba que un escritor que debe acudir a meter por todos lados gitanos y lluvias que no escampan es más bien por falta que por sobra de recursos genuinos. Lo anoto sin dejar de señalar que la novela se deja leer, aunque lo digo desde mis recuerdos, sin haber intentado el riesgo de la relectura. Descubrí tiempo atrás algunos cuentos anteriores a la novela (p. ej., "Bracamán el Bueno, vendedor de milagros") de notable factura, con trazas de Borges y lo mejor de Cortázar, que en cuentos fue maestro. Se lo señala como inventor del "realismo mágico", que es como los europeos y demás superdesarrollados gustan de imaginar a los latinoamericanos, amuchándose entre loros y palmeras, con una buena revolucioncita de vez en cuando. Me parece que una de las fuentes del "realismo mágico" latinoamericano, en cierta grandilocuencia y ferocidad, es el Curzio Malaparte de Kaputt y La Pelle, esto es, curiosamente, un europeo. Yo me quedo con el uso refinado y discreto del recurso imaginativo, el hacer mucho con poco, en cuyo ejercicio descolló el Gólem Borges. El gran castigo del "realismo mágico" es que haya terminado en Isabel Allende, que no aprendió aún a escribir. Gabo hizo periodismo del bueno, pero no encuentro que se haya jugado demasiado en ninguna ocasión por una causa, comenzando por la de su patria, Colombia. Cuando Andrés Pastrana, con su pinta de prócer, cometió aquella pifia fenomenal de entregar un buen trozo de territorio desmilitarizado a la guerrilla, quien iba a cubrir el acontecimiento era Gabo con un equipo de ghost writers. Pura filfa recogida prolijamente por "La Nación". Buen aniversario Gabito, bajo la advocación del Comandante y del Tío José. Cuando se escriba el "Canon Latinoamericano", disculpame, pero te pondré bolilla negra.
miércoles, marzo 07, 2007
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